Muchas veces durante los talleres de masaje erótico, los
hombres me dicen que les meto mucha caña. Y es cierto. Pero les meto más caña aún a
las mujeres, lo que pasa es que ellas asumen como cierto lo que digo y no se
ofenden.
Hombres y mujeres nos salimos de nuestro centro. El hombres
se ha feminizado y la mujer se ha masculinizado. Y lo peor de todo, es que nos
culpamos los unos a los otros. Estamos en una guerra de sexos que sólo nos está
llevando a las separación, los excesos, al miedo, a la insatisfacción y a la soledad.
El otro día colgué un texto sobre la mujer evolucionada, la
mujer 4D, y aquí quiero plasmar otro para los hombres. Para los hombres buscando
esa evolución, la masculinidad consciente, el hombre 4D.
Pero como una mujer no le puede enseñar a un hombre a ser un
hombre, os pongo un texto del maravilloso Miyo, el chamán, el gurú, el
escritor, el maestro, el hombre consciente….
"Abriéndonos a la nueva masculinidad sensible. Ésa capaz de
mantener la sobriedad emocional y la serenidad mental expresando al mismo
tiempo la creatividad y la ternura, así como el sentido de liderazgo protector,
respetuoso y alimenticio, para aquellos que están siendo coordinados bajo
nuestra dirección.
Hay una gran confusión y perplejidad en lo masculino
respecto al manejo de las emociones y de los sentimientos profundos, y cada vez
un mayor porcentaje de hombres nos damos cuenta de que no queremos seguir
levantando murallas para evitar que nuestra emotividad se exprese. Pero esto
nos hace sentirnos muy vulnerables y en circunstancias de desventaja frente a
lo femenino, y su capacidad para administrar una gran variedad de emociones al
mismo tiempo, a veces incluso contradictorias (como las fases de la luna).
Como hombres tenemos que pasar por la apertura del pecho y
la iniciación de la diosa, y para ello hemos de abandonar dos refugios, primero
el del control mental y segundo el de las emociones explosivas y el instinto
desbordado. Aunque nos empeñemos socialmente en lo contrario (¡viva la libertad
para destrozar nuestra vida!), la pornografía, la fantasía sexual, el sexo duro
sin sentimientos, el echar un polvo para descargarse, y las bromas sociales
sobre el yoni de la diosa (o el lingam del Shiva), despilfarran nuestra
energía, nos hunden en la materialidad de tratar como objetos a los seres
humanos, y nos enferman de falta de amor.
Cuando el pecho está abierto, y ya familiarizados con las
emociones, es el momento de bajar el alma al vientre, para que los cuatro
soportes (cabeza, pecho, vientre y sexo), actúen en armonía y sin
cortocircuitos descolocantes. La conciencia ha de entrar en las células para
que podamos acompañar a las madre Tierra en su ascensión planetaria, y eso nos
implica como hombres a penetrar en la corona del pecho (la cruz templaria) y
encender el fuego del sacro.
En el camino tenemos que batallar con la sombra del dragón; con los miedos a la locura, a la muerte y a la disolución del orgasmo; con la ruptura definitiva del cordón umbilical que nos mantiene atados a lo materno femenino; con el karma destructivo racial acumulado durante milenios por los excesos de la violencia masculina contra la vida, la mujer, la Tierra y la Diosa.
En el camino tenemos que batallar con la sombra del dragón; con los miedos a la locura, a la muerte y a la disolución del orgasmo; con la ruptura definitiva del cordón umbilical que nos mantiene atados a lo materno femenino; con el karma destructivo racial acumulado durante milenios por los excesos de la violencia masculina contra la vida, la mujer, la Tierra y la Diosa.
Ésta es nuestra verdadera iniciación, convertirnos en Guerreros
de la conciencia, amantes de nuestra tierra, creadores de paz y de felicidad, y
siempre con el corazón en calma frente al caos femenino de las emociones
desbordadas.
No importa cuál es tu tendencia sexual (hetero, homo, pluri,
bisexual, asexual o asceta), de lo que hablamos es de tu capacidad como hombre
para sentirte pleno en tu conciencia masculina, entendiendo el sentido del
papel de lo masculino creativo, asumiendo la libertad de que sólo tu controlas
tu vida y la compartes con quien deseas, y sin pesadas cargas del pasado
respecto a lo que hicieron tus antepasados al despilfarrar, por miedo, su
propio tesoro espiritual. Ser digno de amor y sentirte capaz de dar y de
recibir amor y magia (de la vida, de la tierra, de la mujer, de los amigos, del
espíritu) allá por donde pasas."
Miyo - (http://www.elblogdemiyo.com/)
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