20/8/13

Diferentes, pero armoniosamente complementarios


Y es que los hombres no paran de decir: "mujeres, no hay quien las entienda"
Razón tienen, porque no nos entendemos ni nosotras, cierto?

Hemos querido pensar que hombres y mujeres somos iguales y, una cosa es que tengamos los mismos derechos, eso es innegable, y otra que seamos iguales.

Somos diferentes y armoniosamente complementarios. Cada uno tenemos nuestra función biológica, nuestro papel en este mundo, con el fin de crear vida, sostenerla y crecer como especie.

Un hombre -biológicamente hablando- ante el miedo o la frustración reacciona con el ataque.
Una mujer ante el miedo o la frustración, se retrae, reacciona con sumisión.
Si aparece un bicho asqueroso o un animal peligrosíisimo (soy mujer, así que todos los bichos son asquerosos y los animales peligrosos) la mujer grita, se asusta, sube a una silla, se esconde. El hombre lo ve, se asusta y actúa. Coge lo primero que tenga cerca y lo mata, o lo pisa. El hace lo que ella no puede.
El hombre, ante una situación emocionalmente complicada, se siente perdido, paralizado, mientras que una mujer en esos momentos se crece, está en su salsa, su potencial se pone a trabajar al 100%. Ella hace lo que él no puede.
Son nuestras hormonas, que no entienden de guerras de sexos y siguen a lo suyo, a su trabajo biológico.

Osho decía: "a la mujer no hay que entenderla, sólo hay que amarla"
Pues ya está señores, no intentéis entendernos desde vuestro punto de vista y vuestra forma de actuar, porque nosotras somos diferentes, somos cíclicas, nos mueven los ciclos de la luna, en cada fase lunar somos un prototipo de mujer diferente dentro de una misma. Un montón de gotas diferentes dentro de una misma lluvia.

Lo peor de esto es que las mujeres no lo saben y van por la vida a contracorriente. Nos hemos ido de nuestro centro a descubrir el mundo y nos hemos dado cuenta que cuando lo hemos conquistado, no somos felices, siempre parece que nos falta algo! Y es nuestra esencia. La esencia anda por un lado y nuestro cuerpo por otro.

Conectarnos con la naturaleza, vivir sus ciclos, movernos con sus ritmos, nos va a ayudar a encontrar ese equilibrio y armonía que necesitamos para entendernos nosotras mismas y que así los hombres nos entiendan, o no, pero entiendan que somos así y nos respeten de la misma forma que nosotras debemos respetarles a ellos en su esencia, diferente pero complementaria.

El trabajo de la mujer comienza, sin ninguna duda, reconciliándose con su menstruación, su luna. Si nos molesta, odiamos o intentamos suprimir de nuestra vida la muestra inequívoca de nuestra feminidad y función biológica, estaremos transitando por un camino tortuoso que no lleva a ningún lado.

¿Quieres emprender el camino de vuelta?


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