Y vamos con la 5ª y última herida que te impide ser tú mismo según Lise Bourbeau.
Recuerda que estas heridas sufridas casi siempre en la infancia, hacen que te pongas una máscara de protección para no volver a revivir de adulto esas emociones que tú interpretaste como dolorosas. Y cada vez que te pones una máscara, estás impidiendo que tu Ser se exprese y viva como realmente es.
Descubre tu herida y sánala, no es tan difícil.
En este caso, si sientes que eres una persona rígida, que te cuesta soltarte, párate a pensar de qué te estás protegiendo con esa rigidez.
Sufrimos de la herida de injusticia cuando sentimos que no somos apreciados por nuestro verdadero valor, cuando no nos sentimos respetados o cuando creemos que no recibimos lo que merecemos.
También sufre esta herida quien cree que recibe más de lo que se merece.
La herida se activa con el padre del mismo sexo.
Si sentíamos que ese padre no expresaba sus sentimientos con nosotros, sufrimos una relación “fría” y superficial con el/ella, lo cual nos limita a podernos expresar y ser nosotros mismos.
Si el padre del mismo sexo era además autoritario, crítico y estricto, la herida es mayor.
De pequeño quien tiene esa herida siente que es más apreciado por lo que hace que por lo que es.
La reacción de la persona que sufre la herida es disociarse de sus sentimientos, como forma de sentirse protegidos y no vulnerables.
Para ese fin te colocas la máscara de rígido, que hace de ti una persona fría, brusca y seca al nivel de tu tono muscular y tus movimientos. Al igual que tu actitud, tu cuerpo también se vuelve rígido.
Esta máscara te hace ser así mismo muy perfeccionista y vivir sentimientos de ira, impaciencia, crítica e intolerancia contigo mismo.
Eres muy exigente y no respetas tus límites.
Cada vez que controlas, que te contienes y que eres duro contigo mismo, significa que estás portando tu máscara de rígido.
Si reconoces esta herida en ti, puedes sanarla empezando por reconocer cuando eres injusto con los demás y contigo mismo.
Si sientes vergüenza, es señal que no somos justos con nosotros (ni con los demás).
La herida de injusticia está en vías de sanación cuando te permites ser menos perfeccionista y cometer errores sin montar en cólera o criticarte. Te permites mostrar tu sensibilidad y llorar frente a otros, sin perder el control y sin temer el qué dirán.
Una vez la herida está sanada, detrás de esa máscara de rígido se encuentran personas:
- Dotadas para lo creativo, muy dinámicos y entusiastas.
- Capaces de simplificar, explicar claramente y enseñar.
- Sensibles y conocedores de lo que los otros sienten.
- Saben encontrar la persona adecuada para hacer trabajos específicos.
- Pueden manejar situaciones difíciles.
- Entusiasta, llena de vida
Las 5 heridas que impiden ser uno mismo -Lise Bourbeau-