Segura de sí.
Valiente.
Es sincera y va por derecho, sin doblez, sin usar de máscaras.
No busca un hombre que la complemente, le dé seguridad, la arrope o la proteja.
En modo alguno quiere formar una pareja al estilo 3D, esa sería una manera aberrante de relación que se habría esfumado.
Cuando una mujer quiere a un hombre, no lo quiere para sí en exclusiva, pues no hay sentido de la posesión. Para nada es celosa, ni tiene motivos para sentirse engañada.
Los conceptos de seducir, conquistar, encantar, fascinar, gustar o persuadir, han desaparecido en ellas y se cambia todo, ese conjunto, por la complicidad, el entendimiento, un propósito común y la compatibilidad; pero siempre sustentado en el amor incondicional.
La mujer de 4D, es mujer, y no un producto de la sociedad.
Ella se manifiesta tal y como es, sin necesidad de mostrarse acorde a estereotipos o arquetipos manoseados que la adulteren en su realidad pretendiendo ser lo que no es para gustar a un hombre.
En modo alguno mendiga que la quieran, y mucho menos que la amen, ella misma ya es amor en sí.
Tampoco entra en el comparativo con otras mujeres o en una lucha entre ellas por estar con un hombre.
Mucho menos usa lo que se llaman las armas de seducción, el típico victimismo para dar pena, o el llanto moqueado para doblegar la voluntad del hombre hacia su deseo ególatra.
La chica de 4D no tiene nada que ver con la de 3D, así que has de imaginar una mujer absolutamente distinta, pese a que en la actualidad hay pocas mujeres (y hombres) en una realidad de 4D al 100%.
-El retorno de la Diosa-
