En España, en 1978, la promulgación de la Constitución Española supuso el reconocimiento de la igualdad ante la ley de hombres y mujeres como uno de los principios inspiradores de nuestro ordenamiento jurídico. Para que esa igualdad se produzca no bastan las leyes, hombres y mujeres debemos hacer nuestra aportación, porque a ellos también les afecta.
Algunos hombres creen que esos derechos que nosotras reivindicamos van a perderlos ellos, pero nada más lejos de la realidad. Los hombres también están discriminados en otros aspectos, y es necesario encontrar el equilibrio.
Las mujeres ganan un 16% menos que los hombres en toda Europa, (en el caso de España la cifra es aún peor) realizando los mismos trabajos (datos de EIRO, European Industrial Relations Observatory ).
El 25% de las trabajadoras embarazadas son despedidas a causa de su maternidad.
Que la mayor parte del trabajo de las mujeres -el doméstico-, aún no sea valorado, ni remunerado, ni compensado con prestaciones sociales, es una verdadera vergüenza.
Reivindicar una educación no sexista, una igualdad en el acceso y la promoción en el trabajo, el derecho al aborto, una revisión de la falsa moralidad sexual etc; es una labor necesaria por ambas partes, para que –entre otras cosas- determinados individuos dejen de ver a la mujer como un mero objeto.
Celebremos el 8 de Marzo, pero luchemos cada día. El trabajo más difícil ya lo hicieron nuestras antecesoras; ahora a nosotras, a vosotros, nos toca continuar con el trabajo.
Algunos hombres creen que esos derechos que nosotras reivindicamos van a perderlos ellos, pero nada más lejos de la realidad. Los hombres también están discriminados en otros aspectos, y es necesario encontrar el equilibrio.
Las mujeres ganan un 16% menos que los hombres en toda Europa, (en el caso de España la cifra es aún peor) realizando los mismos trabajos (datos de EIRO, European Industrial Relations Observatory ).
El 25% de las trabajadoras embarazadas son despedidas a causa de su maternidad.
Que la mayor parte del trabajo de las mujeres -el doméstico-, aún no sea valorado, ni remunerado, ni compensado con prestaciones sociales, es una verdadera vergüenza.
Reivindicar una educación no sexista, una igualdad en el acceso y la promoción en el trabajo, el derecho al aborto, una revisión de la falsa moralidad sexual etc; es una labor necesaria por ambas partes, para que –entre otras cosas- determinados individuos dejen de ver a la mujer como un mero objeto.
Celebremos el 8 de Marzo, pero luchemos cada día. El trabajo más difícil ya lo hicieron nuestras antecesoras; ahora a nosotras, a vosotros, nos toca continuar con el trabajo.
*****************************************************